El término reptiles proviene del latín reptĭlis y hace referencia a un grupo de animales “que se arrastran”. Sí les aplica la definición de manera completa porque para andar van arrastrando su vientre por el suelo. Hasta la fecha se han identificado más de 8.000 especies diferentes de reptiles. Ellos se caracterizan por ser vertebrados amniotas y por tener escamas que cubren toda su piel. Además, son de sangre fría, por lo que también necesitan vivir cerca de zonas húmedas para poder estar bien.
Clasificación de los reptiles
Los reptiles de clasifican en tres grupos principales, como son: Escamosos, Quelonios y Crocodilia. Y en el grupo de los Escamosos se encuentran dos subgrupos: los Saurios y los Ofidios. A continuación te ofrecemos más información sobre estos tipos de reptiles.
Escamosos (Saurios y Ofidios)
Este es uno de los tres grupos que se han clasificado y que involucra a los lagartos en sus diferentes especies y presentaciones. Las distintas especies que hay varían en tamaño, desde una pequeña lagartija casera hasta el mismo dragón Komodo, el cual supera los 2 mts de largo. Allí encontramos iguanas, geckos, serpientes, camaleones y miles más. La mayoría de las especies se caracteriza por tener dos pares de patas y en cada una 5 dedos; pero no todos son así, pues los hay de 4 dedos y también sin extremidades.
Algo que sí tienen en común todos los saurios es el tipo de piel, la cual está cubierta con escamas, es seca y muy resistente. Esta es una condición que los favorece porque las escamas actúan como protección ante golpes o infecciones. También tienen una cola que los protege ante depredadores; si un depredador toma al reptil por la cola, ésta se desprende y se agita, logrando así una distracción importante para su supervivencia. Es un proceso conocido como “autotomía”. Y la cola vuelve a crecer en poco tiempo.
Quelonios
Este segundo grupo de reptiles abarca a las tortugas en sus diferentes tamaños y características. Se trata también de un grupo con una amplia variedad de especies tanto marinas como terrestres. En la mayoría de los casos llegan a vivir muchos años, siendo lo más común, entre 50 y 80 años. En una ocasión, se documentó una tortuga de las Galápagos con 175 años de vida. Los Quelonios se caracterizan por tener un caparazón, el cual es ancho y resistente, cabeza, dos patas delanteras, dos traseras y una cola.
En el caso de los Quelonios, ellos no tienen dientes sino un pico con el que ejercen fuerza suficiente para alimentarse. En su lista de comida están los insectos, las plantas, los caracoles y las lombrices, siendo un menú bastante variado. Su columna vertebral va unida al caparazón, lo que se convierte en un sistema de protección adecuado. Por eso, las láminas de su caparazón se van sustituyendo cada cierto tiempo y la piel también. Claro está, a diferencia de las serpientes, en ellos va sucediendo poco a poco.
Crocodilia
El grupo de reptiles Crocodilia hace referencia a todas las especies de predadores semiacuáticos, es decir, que viven del agua y en la tierra. La variedad que se incluye aquí es amplia también, siendo los principales: los cocodrilos, los gaviales y los caimanes. En la forma estricta del término utilizado, los cocodrilos son la especie principal a la que se hace referencia. La apariencia de este grupo es en forma de lagarto, tanto pequeño como grande; su cuerpo es robusto y cuentan con una cola dura y fuerte.
Al igual que todos los demás reptiles, los de esta especie se arrastran sobre el suelo, y en el caso de los más pequeños pueden casi galopar en cuanto a velocidad. La piel de ellos se caracteriza por tener escamas y ser muy gruesa y dura. Tienen una mandíbula poderosa con dientes tipo estaca que producen mordidas de gran intensidad. Y su alimentación principal es a través de peces, crustáceos, moluscos, mamíferos y otros más. Lo más destacado de este grupo es que suelen ser solitarios, pero territoriales.
Características de los reptiles
La piel
Como principal característica visible, la piel de los reptiles es impermeable y está cubierta por escamas resistentes que le brindan una mayor protección. Por eso, pueden vivir en tierra firme sin tener partes de su cuerpo expuestas porque actúan como un escudo. En su piel se experimenta el proceso llamado “ecdisis”, el cual consiste en un cambio o muda durante su vida. Los más jóvenes la cambian cada 5 o 6 semanas como resultado de que van creciendo; los adultos, lo hacen entre 3 y 4 veces al año.
La visión
Los reptiles son especies que dependen de una visión diurna, es decir, necesitan de la luz del día para poder ver; es por eso que, durante la noche pueden parecer más limitados. La profundidad de su visión es superior a la de los anfibios y mamíferos y pueden ver a color. También tienen la capacidad de detectar movimientos y formas, aunque estén a largas distancias. La mayoría de las especies tiene una membrana nictitante, es como un tercer párpado que actúa como un escudo para el polvo y la suciedad.
La respiración
Todos los reptiles tienen una misma forma de respirar, a través de los pulmones. No obstante, sus pulmones no son de gran tamaño, como sí lo son los de los mamíferos; en estos casos son pequeños. La razón es porque ellos no necesitan respirar con la misma frecuencia que lo hacen otras especies. Esto puede parecer una dificultad en ciertos casos donde los Escamosos retienen la respiración al momento de correr. Sin embargo, su sistema es eficiente, logrando que les sea fácil invernar y adaptarse a distintos ambientes.
La digestión
La alimentación de los reptiles se basa principalmente en insectos y en otros animales tanto invertebrados como vertebrados. Algunas especies como las tortugas se identifican como animales más herbívoros al igual que otros pocos grupos que han evolucionado hacia este campo. La digestión en todos los casos es más lenta que la que tienen otras especies de animales, reflejando así un metabolismo mucho más lento. Por lo tanto, un reptil puede vivir de una sola comida al día o durante varios días.
El metabolismo
En cuanto al metabolismo, los reptiles tienen un sistema bastante bajo o lento por lo que no necesitan de tanta comida para vivir. Un ejemplo muy notable es el cocodrilo, el cual solo tiene que comer una quinta parte de lo que comería un león y mantendría su mismo peso. Lo más impresionante es que puede pasar hasta seis meses sin comer, algo que los hace singulares. Con este tipo de metabolismo adaptable comprendemos el por qué los reptiles sobresalen en las zonas donde conseguir caloría es difícil.
Reproducción de los reptiles
El sistema de reproducción de todos los reptiles se realiza de manera sexual, solo en unos pocos casos se hace de manera asexual, es decir, por partenogénesis. Para la actividad sexual se valen de “la cloaca”, un agujero que tienen cerca de la cola y que funciona tanto como salida de los desechos como para la entrada en el caso de la reproducción sexual. De igual manera, en el momento cuando la hembra debe poner los huevos, también dispondrá de la cloaca como el medio de salida de todos ellos.
Hay varias condiciones para la reproducción sexual de acuerdo al tipo de especie de reptil que elijas. Por ejemplo, las tortugas y los cocodrilos tienen un pene de tamaño mediano el cual utilizan como órgano sexual al momento de la cópula. En un segundo grupo de especie, donde están las serpientes y los lagartos, ellos tienen dos hemipenes, de los cuales utilizan uno en cada ocasión. Tienen una especie de púas para mantener a la hembra. Y los tuátaras no tienen ningún tipo de pene, por lo que juntan las cloacas hasta que el macho libera el esperma.
Después de la fecundación, los reptiles se reproducen a través de huevos; es la hembra la encargada de depositarlos en un lugar que considere seguro para su resguardo. Algunas especies se aseguran de protegerlos directamente, actuando en estos casos con ferocidad. Otras especies los entierran cerca del agua, tal como ocurre con las tortugas. Cuando las crías nacen, su apariencia es idéntica a la de sus padres, solo que en tamaño miniatura, pero no sufren ningún tipo de metamorfosis o cambio en su apariencia.
Alimentación
La alimentación de los reptiles cuenta con varios menú, aunque podemos decir que una gran mayoría de ellos son carnívoros. Solo que cuenta con una diversidad de opciones; están los que solo se alimentan de carne, los que comen animales acuáticos, los insectívoros, herbívoros y omnívoros. Una característica destacada de los más grandes es que solo tragan el animal sin siquiera masticarlo. Para ello se fijan en el tamaño de la presa como la única referencia para atacar y comenzar a comer. Se diferencian así:
- Los reptiles carnívoros son aquellos que solo comen carne de otros animales y se catalogan de manera exclusiva en este grupo. Ellos no combinan su alimentación con otras opciones. Aquí se incluyen las serpientes y los cocodrilos, quienes no mastican a la presa, sino que la muerden y la tragan. Esto puede parecer sorprendente por el hecho de que el cocodrilo tiene enormes dientes.
- Otros reptiles como las tortugas también se alimentan de otros animales, pero en este caso se trata de otros animales acuáticos; igual son considerados carnívoros. En estos casos, tampoco tienden a masticar la presa, simplemente la tragan. Esto se debe a que el pico o los dientes que tienen no les permite hacer ese proceso, solo lo utilizan para poder atrapar a la presa.
- Los reptiles insectívoros se caracterizan por tener una lengua con movimientos muy rápidos para atrapar a sus presas. Ellos comen insectos y otros invertebrados de tamaño pequeño, tales como, moluscos, gusanos y arañas. No obstante, la presa que ellos van a elegir siempre va a estar acorde con su tamaño, pero no son estrictos al elegir. En esta lista encontramos los camaleones y las lagartijas.
- Los reptiles herbívoros son menos comunes, pero no significa que no existan. Dentro de este grupo se encuentran las tortugas de tierra, las iguanas y los lagartos de cola espinosa. Sin embargo, no podemos catalogarlos de forma exclusiva como herbívoros porque ellos combinan su dieta con algunos insectos y otros invertebrados; es así como obtienen otros nutrientes.
Un dato importante de la alimentación de los reptiles es que ellos no tienen un tracto digestivo demasiado largo, sino por el contrario es corto. Por esa razón, la mayoría de ellos son carnívoros, pues los nutrientes que consiguen en la carne de otros animales no les resulta difícil de digerir. En el caso de los que comen más alimentos de origen vegetal experimentan algunos problemas digestivos. Para solucionarlos se tragan piedras que actúan como gastrolitos para la degradación de los alimentos que consumen.
El hábitat de los reptiles
La presencia de los reptiles la vamos a observar en casi todos los continentes y partes del planeta. Solo no estarán en las zonas frías donde se encuentran los polos, puesto que por ser animales de sangre fría tienen como preferencia las zonas con temperaturas más altas. Esa es la razón por la que encontramos una mayor diversidad de reptiles en las áreas tropicales; ese ambiente les favorece para su vida y reproducción. No obstante, ellos también son bastante adaptables a diferentes hábitat donde deban vivir.
Prueba de esto son los desiertos donde se consiguen lagartijas y serpientes de diversas características y estilos, donde de noche salen y de día están en sus refugios. En las montañas también se hacen presentes donde los lagartos aprovechan las piedras como escondite. Además, muchos de ellos ya han llegado a poblar los ambientes acuáticos, donde consigues cocodrilos, anacondas y tortugas. La variedad de especies de reptiles y su adaptabilidad permite que estén en casi todo lugar.
Anatomía
La estructura interna de la mayoría de los reptiles está formada por las mismas estructuras que en los demás vertebrados. Según su estado evolutivo estará más o menos desarrollada y mejor o peor adaptada a los hábitats en los que viven. En consecuencia, podemos imaginar que tienen visceras con funciones casi idénticas a las de un mamífero, incluido el hombre.
Aparato digestivo
Tienen esófago, estómago, intestino delgado e intestino grueso. Algunas especies tienen un estómago adaptado a la trituración (cocodrilos) y otras tienen una liberación de ácido en su estómago que puede descomponer piel, cuernos e incluso un esqueleto entero (grandes ofidios constrictores). Todos tienen hígado, aunque en cada grupo es distinto. Las tortugas tienen el mayor hígado de todos, los lagartos pueden tenerlo pigmentado de negro y las serpientes lo poseen muy alargado y delgado. También todas las especies tienen vesícula biliar, pero en las serpientes está alojada lejos del hígado y cerca de bazo y del páncreas.
Aparato respiratorio
Poseen tráquea, bronquios y pulmones. Las serpientes más evolucionadas (la mayoría de las culebras) han perdido uno de los pulmones, poseyendo entonces tan sólo un pulmón funcional.
Algunas especies de tortugas acuáticas pueden intercambiar gases con el entorno (respirar) a través de su piel, del paladar o de los sacos cloacales.
Algunos reptiles, como las serpientes, poseen unos sacos aéreos que utilizan como áreas de almacenamiento de aire repentino para incrementar su volumen y atemorizar a un posible enemigo a la vez que resoplan. También paulatino para permitir una respiración lenta y aprovechar el aire al máximo o permitir sumergirse y realizar apneas.
Aparato circulatorio
Todos los reptiles poseen un sistema de vasos sanguíneos que salen y vuelven a la bomba principal: el corazón. Sin embargo, éste tiene un sistema ligeramente precario de funcionamiento en comparación con los mamíferos. El corazón realiza una mezcla de sangre oxigenada y no oxigenada. En consecuencia, algunas especies tienen sistemas alternativos para su oxigenación.
Sistema urinario
Todos los reptiles poseen dos riñones que van a desembocar a la vejiga o a la parte final del recto o urodeo mediante unos uréteres. Los reptiles eliminan una orina líquida mezclada con una orina arenosa de colores entre blanco y amarillo. Esta última orina es el ácido úrico, producto de eliminación de las proteínas y que es muy propio de los reptiles que viven fuera del agua y concentran la orina. Tan sólo algunos reptiles acuáticos eliminan urea, similar a la de los mamíferos.
Sistema nervioso
Con un cerebro rudimentario, todos poseen un sistema nervioso primitivo en cuanto a emociones y toma de decisiones. Sin embargo, está muy evolucionado en cuanto a estrategias de supervivencia, capacidad de regeneración de estructuras perdidas o capacidad de resistencia a la hibernación.
Aparato reproductor
Los machos poseen dos testículos, dos conductos deferentes que van al pene (caso de los cocodrilos y quelonios) o a los hemipenes (saurios y serpientes). Las hembras poseen dos ovarios y dos oviductos que desembocan cerca de la cloaca, en el llamado proc todeo. El aparato reproductor femenino experimenta un intenso desarrollo en la primavera, multiplicando en más de tres veces su volumen y peso. En invierno se torna atrésico y disminuye nuevamente de tamaño. Esta activación también se da, aunque menos espectacular, en los testículos de los machos.
Aparato locomotor
El esqueleto es fundamentalmente igual al de cualquier vertebrado. Las diferencias más notables son la ausencia de extremidades en los ofidios (aunque algunas especies poseen vestigios de extremidades cerca de la cloaca). También presentan una fusión de la caja torácica para formar el caparazón de las tortugas.
Las serpientes no tienen extremidades, puesto que las perdieron con la evolución de antiguos parientes de los saurios actuales. Sin embargo, en las familias más primitivas, como las boas, aún pueden verse a ambos lados de la cloaca unas espículas que son vestigios de lo que hace millones de años fueron patas traseras. Actualmente tan sólo las usan para acariciarse durante el período de cópula.
La piel
Por encima de la dermis tienen una epidermis especializada: las escamas. Algunas de estas escamas, en reptiles viejos o en ciertas especies, llegan a osificarse, formando pequeños huesecillos que les confieren mayor resistencia: los osteodermos. La piel del reptil no posee glándulas como la de los mamíferos y algunas glándulas cutáneas pueden localizarse en la zona ventral de las extremidades posteriores de algunos lagartos, como las iguanas.
Dientes
La dentadura de los reptiles varía mucho entre grupos de especies en función del estado evolutivo en el que se encuentran. Para entenderlo, vamos a dividir a los reptiles en grupos de distinto tipo según su dentadura.
Empezaremos dividiendo a todos los reptiles en dos grupos: los que tienen dientes y los que no. Estos últimos son las tortugas, el orden Chelonia, con unas 260 especies, ninguna de las cuales está provista de verdaderos dientes. Tan sólo algunas tortugas poseen un diente en el pico para capturar mejor el alimento, pero no deja de ser una modificación córnea del pico que no tiene nada que ver con la estructura dental del resto de reptiles. El pico, sin embargo, está muy afilado y se parece enormemente al pico de las aves.
Todos los otros reptiles, los que sí tienen dientes, están divididos básicamente en tres grupos.
Tecodontos
Tienen los dientes más parecidos a los de los mamíferos, con una inserción dental en la encía formando una raíz verdadera. Son dientes muy antiguos, con más de 250 millones de años y tan sólo los podemos ver en el orden de los cocodrilos y caimanes. Sus antecesores dinosaurios tienen un nombre relacionado con esta dentición: los tecodóntidos.
Acrodontos
Tienen el tipo de dentición más sencillo en los reptiles. Lo tienen también la mayoría de anfibios y se trata de dientes simples, unidos a la mandíbula por la cara interior y de estructura mucho más sencilla que los anteriores. Los poseen la tuátara, la mayoría de agámidos y los camaleones, entre otros.
Pleurodontos
Tienen dientes más evolucionados que los anteriores y cuya conformación ha variado mucho, en especial en los ofidios. Se insertan en el centro de la encía y son muy fuertes. Los poseen los iguánidos, varánidos, ofidios, entre otros. Estos últimos, las serpientes, se subdividen en cuatro tipos dependiendo de la capacidad de sus dientes para inyectar veneno.
1) Aglifos: Sin colmillo venenoso. Estas serpientes son incapaces de inyectar veneno. Los poseen las boas y pitones, así como todas las culebras europeas.
2) Opistoglifos: tienen un par de dientes largos y con un cierto surco que permite el paso del veneno. Estos dientes están situados en la parte posterior de la boca, por lo que en un mordisco de defensa es difícil que inyec en nada. Generalmente, inyectan cuando están tragando o matando a la presa. Destacan la culebra bastarda, la culebra de cogulla la serpiente látigo o la falsa cascabel.
3) Proteroglifos: Tienen un par de dientes acanalados, esta vez en la parte anterior de la boca. Estos dientes son inmóviles y los usan tanto para alimentarse como para defenderse. Destacan las cobras, las corales verdaderas o las serpientes marinas.
4) Solenoglifos: Tienen un par de dientes tremendamente especializados en la parte anterior de la boca. Están tan perfeccionados en la inyección de veneno que en algunas especies el resto de dentadura del maxilar superior les ha desaparecido por completo con la evolución. Son agujas inyectoras tubulares perfectamente diseñadas. Los dientes venenosos más largos que existen se encuentran el este grupo, como la víbora del Gabón , con unos colmillos inyectores que pueden llegar a 10 cm de longitud. En este grupo están las víboras, tanto autóctonas como exóticas, o las serpientes de cascabel
Curiosidades sobre los dientes de los reptiles
El número de dientes es variable entre las especies. Algunas especies de lagartos y serpientes poseen seis arcadas dentarias: 4 en el maxilar superior y 2 en el inferior. Esto equivale a una gran cantidad de dientes, que en muchos casos supera el centenar.
Las iguanas comunes pertenecen a este tipo y si nos fijamos bien cuando ellas tienen la boca abierta, observaremos un arco dental en el mismo techo del paladar: es la curiosa dentadura pterigoidal, totalmente ausente en los mamíferos.
También vale la pena saber que la dentadura de los reptiles se cambia continuamente. Excepto algunas especies de camaleones, todos los reptiles tienen dientes que eclosionan, maduran y caen durante toda la vida. Sólo así es explicable que un gran cocodrilo australiano de 50 años tenga dientes tan perfectos y blancos: porque esos dientes tan sólo tienen uno o dos meses.
Amenaza contra los reptiles
Debido a la poca protección que tienen en los distintos ámbitos ecológicos, una gran cantidad de reptiles se encuentra en peligro de extinción. Se estima que más de 1.600 especies son perseguidas para convertirlas en elementos decorativos o como elemento medicinal. Por otro lado, el ser humano ha señalado a algunas de estas especies como peligrosas extremas, tales como serpientes y cocodrilos, lo que ha llevado a que sufran a manos de muchas personas. En esta lista de reptiles en peligro, están:
- Camaleón enano
- Iguana de Ricord
- Caimán del Orinoco
- Tortuga Carey
- Cocodrilo de China
La evolución de los reptiles
Los primeros naturalistas, quienes tuvieron la oportunidad de observar restos fósiles de antiguos seres y compararlos con las especies de reptiles vivas hoy en día, especularon durante largo tiempo sobre distintas teorías para explicar la diversidad de formas de vida sobre la superficie terrestre. En el siglo XVII, dos teorías acapararon la atención general: la de G. Cuvier y la de J. Lamark.
Cuvier propugnó el creacionismo, que explicaba mediante sucesivas desapariciones por cataclismos y posteriores creaciones la destrucción de unas especies y la aparición de otras.
Por otra parte, Lamark y, posteriormente, Charles Darwin, propugnaron el evolucionismo de todos los seres vivos a partir de unos antepasados comunes. De esta forma, los seres vivos se originan fundamentalmente por desarrollo y transmisión hereditaria de unos caracteres adquiridos mediante la adaptación y posterior selección natural de aquellos organismos más capacitados en el medio donde habitan.
Cómo han evolucionado algunas especies
La evolución irreversible de los seres vivos es hoy un hecho indiscutible que no podemos denominar teoría, sino ley biológica general que se cumple sin ninguna excepción, teniendo sus principales evidencias en la similitud de la composición química de los seres vivos (sangre, ácidos nucleicos, etc.), su estructura, las etapas de su desarrollo embrionario, etc. En consecuencia, la evolución no para.
Hay algunas especies que, adaptadas a un hábitat y a unos hábitos concretos, apenas han variado en los últimos 200 millones de años: los cocodrilos, las tortugas y la tuátara.
Los cocodrilos tuvieron su máximo apogeo con el impresionante Sarcosuchus imperator, una especie de más de 15 metros con una mandíbula que medía más que un hombre adulto. Sin embargo, su mayor descendiente vivo actual, el cocodrilo palustre (Crocodylus palustris) no difiere en el aspecto, sino en las proporciones (casi nunca supera los 7 metros). Tienen la misma vida y los mismos hábitos, no han cambiado de aspecto pero sí de tamaño.
Las tortugas inventaron el caparazón y su éxito perduró hasta nuestros días. El único dato para considerar es que han empequeñecido. Incluso las mayores tortugas gigantes de hoy en día serían de lo más vulgar durante el Jurásico.
Finalmente, hay una especie que no ha cambiado ni en la forma ni en el tamaño. Parece que la tuátara sigue siendo como sus antepasados rincocephalidos de hace más de 230 millones de años. Quedó acantonada en un grupo de islas donde los cambios climáticos no fueron suficientes como para hacer que se modificaran las especies que en ellos vivían.
Geológicamente hablando, las serpientes son reptiles mucho más recientes y parece ser que durante la mayor parte de la historia de la evolución no estuvieron presentes. Sin embargo, en su mayoría son mucho más viejas que la especie humana.
Parentesco con los dinosaurios
Tal y como explicábamos en la seción anterior, todos los seres están en constante evolución y los reptiles no son la excepción. A lo largo del tiempo, la vida se ha ido extinguiendo y resistiendo, desapareciendo y evolucionando, renaciendo del polvo y volviendo a florecer a cada momento.
Entonces, ¿qué parentesco tienen los reptiles con los dinosaurios? Algunos son sus hijos directos, otros son hijos adelantados, otros son hermanos que convivieron en sus mismas madrigueras y otros son, sencillamente, los mismos dinosaurios con una buena dosis de maquillaje evolutivo.
¿Cuántas especies de reptiles hay?
El número de especies de reptiles ha cambiado mucho a lo largo de la historia evolutiva. El mayor número de especies coexistentes se dio durante el Jurásico, hace 140 a 190 millones de años, cuando había cerca de 40 órdenes distintos de reptiles, casi diez veces más de los que hay hoy en día.
Pero actualmente nos hemos de conformar con 4 órdenes en los que se engloban las cerca de 8.000 especies descritas hasta el momento. Esta cifra no es exacta y además fluctúa continuamente. Se extinguen especies y aparecen otras nuevas constantemente.
Por poner un ejemplo, podríamos citar las lagartijas del Pirineo (Iberolacerta aurelioi) o el lagarto moteado de Tenerife (Gallotia intermedia), descritos durante la década de los 90, e incluso el lagarto gigante de La Gomera (Gallotia bravoana) descrito a principios del 2000.
De los cuatro órdenes, el más conocido es el de los Quelonios. Casi todas sus 270 especies se han mantenido en algún momento en cautividad, pero actualmente la legislación mundial reduce esta cifra a la mitad más o menos.
Los cocodrilos están prácticamente todos en cautividad. Hay unas 25 especies y los que no son comerciales como mascotas se crían en centros zoológicos o granjas para piel.
El grupo más grande, el orden Squamata, comprende los saurios con más de 3.000 especies y las serpientes con 2.500. Es de imaginar que no todos están mantenidos en cautividad, ni mucho menos. Suponemos que la cifra se reduce a menos de la mitad.
Y finalmente existe el cuarto y minoritario orden, Rincocephalia, donde están incluidas las dos únicas especies de tuátara. Esta especie se mantiene en cautividad en algunos zoos de Australia y Nueva Zelanda, pero se considera una especie amenazada y está prohibida su comercialización.